PREMIO NACIONAL DE
ENSEÑANZAS MUSICALES 2016
P.- Hola Gabriel. Aunque no
es la primera vez que visitas nuestra sección de Crónicas, me gustaría
comenzar esta entrevista presentándote. Pianista, violinista, compositor… ¿con cuál
de estas facetas te identificas más?, ¿cuál de ellas define mejor al músico
Gabriel Ordás?
R.- Si bien comencé mi andadura musical "improvisando" en el
teclado que tenía en mi habitación y aprendiendo, a los tres años, a descifrar
las partituras con la ayuda de mi padre -aficionado musical empedernido-,
pronto me inicié en el mundo del violín con Gayané Pogosova. Un poco más tarde,
a los siete años, mi padre me regaló un bloc de pentagramas. Por
supuesto este tenía las líneas en blanco, lo que me causaba cierto desasosiego,
por lo que me puse manos a la obra. Y desde entonces es básicamente lo que
hago, rellenar esos fríos pentagramas en blanco, dándoles color y vida. A los
once años comencé mis estudios de composición con Fernando Agüeria, a quien le
debo todo cuanto sé de esta disciplina.
Entré en el Grado Medio de Piano en el Conservatorio Profesional de Música de Oviedo con la profesora Vanesa Chamorro, en busca de ampliar mi cultura musical, así como mejorar la lectura y facilidad al teclado, algo muy importante para el compositor. A la par he ido consiguiendo algunos logros en el terreno interpretativo, como es el caso de este premio que se me ha concedido al término de las Enseñanzas Medias de Violín, siempre de la mano del que ha sido mi profesor desde niño, Lev Chistiakov.
Por todo esto, desde hace años en mi vida ha estado siempre presente el dilema de "interpretación o composición", pero por el momento más que elegir, opto por disfrutar y aprender de ambas lo máximo posible, afrontando con gran pasión todos los retos que se me planteen.
Entré en el Grado Medio de Piano en el Conservatorio Profesional de Música de Oviedo con la profesora Vanesa Chamorro, en busca de ampliar mi cultura musical, así como mejorar la lectura y facilidad al teclado, algo muy importante para el compositor. A la par he ido consiguiendo algunos logros en el terreno interpretativo, como es el caso de este premio que se me ha concedido al término de las Enseñanzas Medias de Violín, siempre de la mano del que ha sido mi profesor desde niño, Lev Chistiakov.
Por todo esto, desde hace años en mi vida ha estado siempre presente el dilema de "interpretación o composición", pero por el momento más que elegir, opto por disfrutar y aprender de ambas lo máximo posible, afrontando con gran pasión todos los retos que se me planteen.
P.- En esta ocasión tenemos
que darte la enhorabuena por uno más de tus recientes logros. El 15 de Junio se
te notificó tu distinción con el Premio Nacional de Enseñanzas Artísticas
Profesionales de Música 2016. ¿Puedes contarnos en qué ha consistido el
procedimiento de selección?
R.- Infinitas gracias por esa enhorabuena. Primero se celebran los Premios
Autonómicos de Enseñanzas Artísticas Profesionales en distintos ámbitos, entre
ellos, el musical. En éstos pueden participar todos los alumnos que finalizan
Grado Medio de enseñanzas musicales con una calificación global igual o
superior a 8,5. El alumno debe mostrar su capacidad interpretativa en un
pequeño vídeo ejemplificativo y un jurado escoge tres ganadores. Finalmente, los
elegidos de cada Comunidad Autónoma pueden presentarse a los Premios Nacionales
y otro jurado, nombrado por el Ministerio de Educación, concede seis galardones
en el ámbito musical que se entregan el día 29 de junio en el Auditorio
Nacional de Música de Madrid.
P.- Como apuntábamos antes,
has terminado tus estudios profesionales de Violín, continúas los de Piano y
trabajas en la composición. ¿Ha sido tenida en cuenta esta
multidisciplinariedad en la concesión
del premio?
R.- Entiendo que no pues sólo se puede participar por la disciplina
finalizada, en mi caso, Violín.
P.- Este tipo de
convocatorias podrían ser consideradas como un estímulo para los jóvenes
estudiantes, aunque sin duda muchos desconocerán su existencia. ¿Cómo crees que
se les podría dar mayor repercusión?
R.- Sinceramente, no estoy al tanto de cuántos alumnos podrían haber participado
en total en la convocatoria autonómica en relación a los que sí lo hicimos.
También desconozco la publicidad que se va a hacer de la concesión del premio.
Sin duda, cuanta mayor difusión mediática tenga, mayor será el estímulo para
los estudiantes.
P.- ¿Para un joven como tú,
acostumbrado a los éxitos académicos y profesionales, la recepción de este
premio supone algo extraordinario o lo vives como algo cotidiano?
R.- Para mí es un gran honor haber sido distinguido tanto con en el Premio
Autonómico como con en el Nacional. ¡No todos los días podemos celebrar en mi casa
alegrías como estas! Asistir al acto de entrega, en Madrid, supondrá para mí sin
duda una experiencia inolvidable.
P.- Gabriel, tu nombre ya
trasciende fronteras. En 2015 llevaste tu música a EEUU y Rumanía y en estos
días hemos leído tu nombre en diversas notas de prensa regional y nacional,
anunciando el estreno mundial de una de tus obras más recientes a cargo de la
OSPA, en su próxima temporada de abono 2017-2018. ¿Qué supone para ti esta
repercusión mediática?
R.- ¡Es un motivo de orgullo! Me estimula, para continuar adelante con mi
trabajo, el ver que verdaderamente los medios le prestan atención. Mi pasión
es la búsqueda de la expresividad hacia el público.
P.- Al margen de tu
presencia en los medios de comunicación, ¿vives como algo especial el estreno
de una obra tuya a cargo de la OSPA, la orquesta del Principado, con la que tú
mismo has actuado como solista?
R.- En el momento en el que me enteré de la nueva me sentí feliz y
tremendamente motivado, pues para mí es un sueño cumplido que esta magnífica
orquesta, a cuyos conciertos asisto desde los tres años, incluya en su
temporada una obra mía.
P.- Durante esta temporada
hemos asistido en Asturias a varios estrenos de obras tuyas y de otros compositores
asturianos, el más reciente de ellos, la hilarante y exuberante Zarzuela “Maharajá”,
de Guillermo Martínez. Ambos sois muy queridos en Asturias, ¿crees que Guillermo
y tú habéis hecho malo ese dicho de “nadie es profeta en su tierra”?
R.- Verdaderamente siento calor y cercanía por parte del público, así como
un gran apoyo desde orquestas como la Oviedo Filarmonía y ahora la OSPA.
Asimismo, otras entidades, como la Asociación Cultural "La Castalia",
se involucran decididamente en la difusión de la nueva música asturiana.
P.- En otras ocasiones hemos
hablado de Bach, Beethoven, Stravinsky… ahora me gustaría preguntarte por
compositores más cercanos. Como decíamos, la semana pasada se estrenó la
zarzuela Maharajá, de Guillermo Martínez, quien se está afianzando como una
sólida figura del panorama compositivo actual, con un riquísimo lenguaje propio
cargado de expresividad, calidez, elocuencia y lleno de referencias y
semblanzas de la música de los grandes maestros de la historia. ¿Son de alguna
forma la música y la trayectoria de Guillermo un referente para ti ?
R.- Sin duda Guillermo es un compositor a quien tengo en gran estima tanto
en el ámbito profesional como en el personal. Su filosofía en torno a la
composición actual me resulta enigmática a la par que bella e interesante. Me
siento afortunado de vivir en un entorno musical tan prolífico. Autores como
Leoncio Diéguez o Manuel Fernández Avello han trascendido en mi forma de ver la
música asturiana y, de manera aún más cercana, debo destacar, por supuesto, a
Fernando Agüeria y Jorge Muñiz, dos grandes autores gracias a los cuales estoy
encontrando un lenguaje único y propio; Agüeria aportándome la técnica y el
oficio de la composición y Muñiz, desde un refrescante aire de inspiración
americana, un medio para lograr la cohesión total de mi estilo. A pesar de
ello, la búsqueda de la firma es algo plenamente personal que sólo puede ser
descubierto con la experiencia. Sigo en camino.
P.- No sé si para un
compositor es posible hablar de su propia obra de forma objetiva, o si esta
objetividad es deseable para hablar de uno mismo. En cualquier caso, ¿cómo
definirías tu estilo compositivo a día de hoy?
R.- Me resulta una pregunta difícil, pues si bien es complicado hablar de
uno mismo de manera objetiva, en el ámbito artístico creo que resulta
prácticamente imposible. Mi estilo parte de gran cantidad de influencias, todas
compendiadas en una especie de "collage" propio que aún no tengo
claro si he logrado ordenar del todo... o no. Me gusta moverme en el concepto
de la gestualidad musical abstracta pero sumamente expresiva, y defiendo a su
vez el empleo de cuanto hemos aprendido de las vanguardias del pasado siglo -y
todo lo anterior- siempre con el fin de aportar al público un amplio abanico de
colores y texturas donde puedan sentirse representados y envueltos, viéndose
sumidos en atmósferas únicas y efímeras que se expanden en el tiempo no más
allá de lo que la obra lo hace. En la actualidad tenemos una gran paleta de
posibilidades. Nuestro deber es aprovecharlas con rigor, pero desde el alma. No
debemos olvidar que los sentimientos que la música produce parten del corazón.
P.- Para despedirnos, ¿cómo
afronta el verano, musicalmente hablando, Gabriel Ordás?
R.- ¡Pues lo afronto con tantas ganas como quehaceres! Tengo en mente
varios proyectos entre los cuales destaca un curso de composición impartido en
Valencia por el Maestro Leonardo Balada, compositor cuya obra ya pertenece a la
historia de la música de nuestro país muy merecidamente. Tengo bastante trabajo
por delante, pero estoy encantado de poder llevarlo a cabo. El verano pasado,
las Perseidas, que de manera fugaz brillaban en el cielo de Bercianos -un
pueblo leonés tranquilo y bonito- me inspiraron para crear la composición que
lleva el mismo nombre... ¿Quién sabe qué experiencia me aguardará esta vez?
P.- Muchas gracias por tu
tiempo.
R.- Gracias al Conservatorio por vuestro interés y buen hacer.