RECOMENDACIÓN DE LA SEMANA: Rhapsody in Blue de G. Gershwin

 RHAPSODY IN BLUE 

GEORGE GERSHWIN 




Las primeras décadas del s. XX, contexto de la creación de la Rhapsody in blue, de George Gershwin, fueron la época de popularización del jazz y suponen un momento importantísimo en la cultura de los Estados Unidos de América, el del nacimiento de su propia música sinfónica, creada con elementos autóctonos, como los espirituales negros, el bues y el jazz, que Gershwin utiliza y que, sin desvirtuar su esencia, envuelve en un ropaje más académico.  

La tarea de Gershwin, como convergente de las diferentes tendencias, es imprescindible para entender el desarrollo de la música estadounidense, puesto que supo aunar los ritmos y el swing del jazz, las tradiciones etnográficas que las diferentes comunidades de origen europeo y latino conservaban como herencia de un pasado emigrante y el estilo de las composiciones sinfónicas que llegaban de una Europa donde se escuchaba la obra de Wagner y Schoenberg Esta triple unión recogía las bases de lo que sería la música estadounidense, un camino que seguirían posteriormente otros autores como Charles Ives o el mismísimo Leonard Bernstein, uno de los directores, pianistas y compositores más importantes del siglo XX. 

La obra, escrita en principio para piano solista y orquesta de jazz, fue orquestada posteriormente por el compositor y director Ferde Grofé para flauta, oboe, 2 clarinetes, fagot, 3 saxofones (dos altos y un tenor), 2 trompas y trombón, además de la sección de cuerda.  Actualmente, casi todos los directores doblan los vientos y, consecuentemente, la cuerda. También se suele añadir un tercer trombón, una tuba y algún instrumento de percusión.  

 

Existen numerosas grabaciones de la obra en el mercado, siendo la más conocida la dirigida e interpretada al piano por Leonard Bernstein. 


Aquí tenemos a Bernstein interpretando al piano y dirigiendo la Filarmónica de Nueva York