ENTREVISTA A RUBÉN DÍAZ SANZ, PREMIO FIN DE GRADO 2016 EN LA ESPECIALIDAD DE PERCUSIÓN


Rubén Díaz en un momento de su actuación. (Fotografía de José Suárez)

P.- Hola Rubén. ¿Cómo y cuándo te iniciaste en el mundo de la música?

R.- Bueno, a mi me encantaba la batería, y mi padre me sugirió que fuese a la banda de Laviana, de donde soy, ya que en la banda había un profesor de batería, Cuando llevaba dos semanas con ellos, el director me sugirió que me formase y que acudiese a alguna escuela de música. Aunque en realidad este no fue mi primer contacto con la música: en el colegio tocaba canciones de oído con la flauta dulce, y cuando tenía nueve o diez años empecé a estudiar la flauta travesera, que practiqué durante dos años. Mi camino se decidió un día, cuando, escuchando un disco del grupo Maná, me enamoré del solo de batería la canción Ángel de Amor. Fue con diecisiete años cuando empecé de manera constante con la música, hasta que, hace tres, comencé los estudios en el Conservatorio Profesional, que terminé el curso pasado. Actualmente estoy cursando primero de Superior.

P.- ¿Conocías a algún músico en tu círculo familiar o de amigos?
R.- No

P.- ¿Cómo describirías tu experiencia en el conservatorio de Oviedo?
R.- Estresante (risas). El trato con los profesores fue muy bueno, y su apoyo fue decisivo para poder hacer las ampliaciones de matrícula que me han permitido terminar las Enseñanzas Profesionales en tan poco tiempo. Sin embargo, esto supuso un esfuerzo extra, ya que además de condensar dos cursos en uno durante toda mi estancia en el conservatorio, compaginaba mis estudios como profesor de música en una escuela de Infiesto.

P.- ¿Recomendarías a niños y jóvenes que aprendiesen a tocar un instrumento musical?
R.-  Sí. Me parece algo muy sano. Pero subrayaría que, aunque lo recomiendo, nunca obligaría a un niño a quien no le guste a practicar un instrumento, porque lo que se consigue entonces es que adquieran aversión al instrumento. Esta es al menos mi experiencia como profesor: tengo alumnos de seis años a los que les encanta tocar y otros que vienen a regañadientes.

P.- ¿Qué características distintivas crees que hacen único a tu instrumento?
R.- La variedad…  los percusionistas somos necesarios. Aunque todo el mundo pasa de nosotros, luego reclaman, “¡qué bien nos vendría ahora ese toque de triángulo!”. Para muchos los percusionistas somos “los del ruido”, pero nuestro papel en cualquier agrupación es fundamental.

P.- ¿Tienes algún intérprete favorito?
R.- Álex González, batería del grupo Maná y Chema Fombona, que fue mi profesor durante las Enseñanzas Profesionales y batería de Los Berrones.

P.- ¿Qué música te gusta escuchar?
R.- Me gustan el rock y el metal, yo no soy de música clásica. Vengo de la batería, y en el mundo clásico mucha gente no entiende que no me guste escuchar una ópera o una sinfonía. No obstante, al estudiar en el conservatorio he empezado a apreciar la música que se llama clásica, sus detalles… creo que esta formación, en cierto modo, me ha abierto el gusto.

P.- ¿Crees entonces que para apreciar la música clásica hace falta formación?
R.- En mi caso sí, yo no decidí ingresar en el conservatorio porque me gustase la música clásica, sino porque un profesor me dijo que, por mis cualidades, debería hacerlo, y por el camino he ido aprendiendo a apreciar la música clásica. Sin embargo, no creo que la música clásica sea algo reservado sólo para unos pocos.

P.- ¿Cómo te ves dentro de diez años?
R.- Me gustaría dedicarme a la enseñanza. Sin duda, lo que me gusta es enseñar, me encanta hacerlo y ver que los niños aprenden gracias a mis clases, ver la alegría que les produce aprender, sentir que hacen bien su trabajo y conocen cosas nuevas

P.- Si no hubieses sido músico, ¿qué te habría gustado ser?
R.- Habría sido electricista. De hecho, tengo el Título Superior de Electricidad y Sonido. También hay un punto de contacto entre la música y la electricidad…


P.- ¿Has hecho amigos nuevos durante tu estancia en el conservatorio?
R.- Sí, muchos. Además ha habido siempre muy buen rollo entre los alumnos. Yo he tratado particularmente con los compañeros de percusión, y el buen ambiente es una de las cosas muy buenas de esta experiencia.

P.- Por último, ¿te gustaría dedicar este premio a alguien?
R.- Pues, aunque suene típico, me gustaría dedicarlo a mi madre y a mi padre, por aguantar, a Miriam, por meterme aquí y por creer en mi y a Chema por ponérmelo fácil.


(Entrevista concedida el 25 de Noviembre de 2016)