TAL DÍA COMO...

 7 de marzo

1875

Nacía el francés Maurice Ravel, reconocido maestro de la orquestación considerado uno de los representantes de la escuela moderna francesa.

Fue alumno de Gabriel Fauré en el Conservatorio de París, donde además trabó amistad con el pianista español Ricardo Viñes, formando ambos parte del grupo “Los Apaches”, con el que estrenarían Pelléas et Mélisande de Debussy en 1902. De espíritu independiente, Ravel admiraba a autores como Satie, Chabrier, Saint-Saëns o Debussy.

En vísperas del siglo XX ya reconocido como compositor sobre todo por su tratamiento especial del color y del timbre, y sus obras eran objeto de discusión. A pesar de ello lograr la celebridad no iba resultarle fácil, puesto que su declarada admiración por compositores como Chabrier y Satie iba a costarle muchas enemistades entre el círculo de los más tradicionalistas.

En 1910 fue uno de los fundadores de la Société Musicale Indépendante creada para promover la música modernista, en oposición a la Société Nationale de Musique, mucho más conservadora.

Ravel apoyó sin condiciones a su amigo Stravinsky en el momento en que este estrenó su obra La Consagración de la primavera en París, en 1913.

En su catálogo, aunque no sea tan abundante como el de otros compositores, abunda la obra para piano, pero también escribió música de cámara y música orquestal, donde podemos encontrar obras tan conocidas como su Bolero (considerada la obra francesa más interpretada en el extranjero) la Pavana para una infanta difunta o Daphnis et Chloé.

Además, realizó arreglos (orquestaciones, reducciones, etc.) de sus propias obras como de música de otros compositores; su orquestación de Cuadros de una exposición, de Mussorgsky, para la Orquesta Sinfónica de Boston, en 1922, le asentó definitivamente como maestro en la materia a nivel internacional. Esta orquestación sigue siendo la más interpretada.

Desde el verano de 1933, Ravel comenzó a presentar los síntomas de una enfermedad neurológica que lo condenaría al silencio en los últimos cuatro años de su vida. Desórdenes de la escritura, la motricidad y el lenguaje fueron sus principales manifestaciones, mientras que su inteligencia se mantenía perfectamente y seguía pensando en su música, sin poder escribir o tocar una sola nota. Así, tras una fallida operación de cerebro, fallecía Ravel el 28 de diciembre de 1937 a los 62 años.

 

🔊 Bolero