RECOMENDACIÓN DE LA SEMANA

 

LA CONSAGRACIÓN DE LA PRIMAVERA


IGOR STRAVINSKY


Es el más conocido de los grandes ballets sinfónicos de Stravinsky y considerado por algunos como la obra sinfónica más importante del siglo XX.

Compuesto en el invierno de 1912-13, su estreno, en mayo de 1913, con coreografía de Nijinsky, constituyó un escándalo mayúsculo por la visceral respuesta del público y las disputas entre detractores y partidarios de la obra, que llegaron incluso a agredirse defendiendo sus posturas.

Pese a las influencias de otros compositores que pueden advertirse en la obra de Stravinsky, La Consagración de la Primavera supone una ruptura total con la música escrita hasta entonces. Aquí el primitivismo irrumpe en la música de una manera absolutamente genial, utilizando unos recursos armónicos, una orquestación y la fuerza de un ritmo desasosegante que no tienen parangón con la música compuesta anteriormente.

El ballet se divide en dos partes: La Adoración de la Tierra y El Sacrificio y describe una leyenda rusa que narra el rapto y sacrificio ritual de una doncella, que, al inicio de la primavera, debía danzar hasta la muerte a fin de obtener la benevolencia de los dioses al comienzo de la nueva estación. En la primera parte se santifica la tierra, los bailarines se funden con ella. En la segunda, se elige a la doncella que será sacrificada para propiciar la primavera. El ballet se cierra con la terrible danza de la elegida para el sacrificio.

La orquestación incluye violines primeros y segundos, violas, cellos y contrabajos, flautín, 3 flautas, flauta en sol, 4 oboes, corno inglés, clarinetes en re, en mib, en sib y clarinete bajo, 4 fagotes y contrafagot, 8 trompas, 5 trompetas, 3 trombones, 2 tubas, timbales, bombo y pequeña percusión.