ENTREVISTA A JAVIER GONZÁLEZ MENÉNDEZ, PREMIO FIN DE GRADO 2016 EN LA ESPECIALIDAD DE GAITA


Javier González en un momento de su actuación el pasado 25 de Noviembre. (Fotografía de José Suárez)



P.- ¿Cómo y cuándo te iniciaste en el mundo de la música?
R.- Mi bisabuelo ya había tocado la gaita, así que tenía antecedentes en la familia, pero para decidirme fue decisivo ver y escuchar a mis primas tocar. Ellas ya pertenecían a la Banda de Gaitas de Cudillero y yo también me matriculé en la escuela de la Banda, con el objetivo de formar parte de ella más adelante. Tenía entonces unos ocho años.

P.- ¿Por qué escogiste tu instrumento y no otro?
R.- Era el que me más me atraía. De hecho me ofrecieron empezar fagot pero yo tenía claro que mi instrumento era la gaita.

P.- ¿Cómo describirías tu experiencia en el conservatorio de Oviedo?
R.- Diría que ha sido muy enriquecedora. Los instrumentos tradicionales no solemos hacer gala de un rango expresivo tan amplio como los instrumentos clásicos, y estudiar en un conservatorio me ha ayudado precisamente a no tener esa laguna, a formarme como músico. Como gaitero ya tenía rodaje antes de acceder al conservatorio, pero la formación musical sólida la adquirí aquí.

P.- ¿Recomendarías a niños y jóvenes que aprendiesen a tocar un instrumento musical?
R.- Por supuesto . Tocar un instrumento te enriquece como persona, sobre todo si intentas comprender a fondo la música que interpretas, sacarle todo el jugo posible, y no ser solamente una máquina de tocar notas.

P.- ¿Qué características distintivas crees que hacen único a tu instrumento?
R.- Por un lado, la gaita  atesora en su repertorio la esencia de la cultura y la tradición, pero por otro, cada día está naciendo nuevo repertorio para gaita, por lo que el instrumento conecta tanto con lo moderno como con lo antiguo, y eso da al músico la posibilidad de tomar cualquiera de los dos caminos. Además en la gaita el camino aún no está tan determinado como en instrumentos clásicos que tienen más solera, lo que da más flexibilidad al intérprete para escoger su propio estilo.

P.- ¿Tienes algún intérprete favorito?
R.- Alberto Fernández Varillas

P.- ¿Qué música te gusta escuchar?
R.- Fundamentalmente folk y rock clásico, pero hay música para todos los momentos.

P.- ¿Tienes algún compositor favorito?
R.- José Remis Ovalle, el mayor referente en la gaita asturiana.

P.- ¿Piensas continuar tus estudios musicales?
R.- Ahora mismo estoy cursando la recta final de Ingeniería Civil, cuando la  acabe me plantearé bien mi futuro. El mundo de la música tradicional para las nuevas generaciones en Asturias está complicado, aunque sea una provincia pequeña, porque no existe mucha demanda, los puestos de trabajo están ya ocupados y es difícil hacerse un hueco. Respecto a si continuaré mi formación como instrumentista, dependerá también de otras variables: actualmente en Asturias las Enseñanzas Profesionales, que acabo de finalizar, son los estudios más avanzados que se pueden cursar. En Galicia hay Grado Superior de Gaita, y hace poco se rumoreaba que pronto se implantaría también en Asturias, pero aún no es nada confirmado.
Javier muestra su Premio junto al Director del Conservatorio. (Fotografía de José Suárez)

P.- ¿Cómo has podido compatibilizar tus estudios de ingeniería con las Enseñanzas Profesionales de Conservatorio?
R. Bueno, ha sido duro. Este último año he cursado la ingeniería y el conservatorio y además he dirigido la banda de gaitas de Avilés. Y antes de eso era aún más complicado, salía del instituto a las tres de la tarde en Avilés y a las cuatro estaba aquí, en el conservatorio, en clase de gaita y sin haber comido. Cuando terminé el bachiller y tuve el carnet de conducir y el coche, todo fue un poco más fácil.

P.- ¿Cómo te ves dentro de diez años?
R.- Todavía no lo tengo claro, me gustaría seguir en la música, pero la carrera que hago está bastante alejada de ello. Aunque también es cierto que la ingeniería me gusta mucho -mi padre se dedicaba a la construcción y me ha venido de ahí-. Lo que querría es dedicarme a las dos cosas.

P.- ¿Te imaginas viviendo sin tocar?
R.- No, es más: si estoy sin tocar más de tres días me pongo nervioso. La música en mi vida es fundamental, desde que me levanto hasta que me acuesto.

P.- ¿Crees que la música tradicional es más accesible y fácil de entender para el público que la música clásica?
R.- La música tradicional es música hecha y tocada para el pueblo, por lo que todo el mundo la puede entender, aunque no es tan simple como la gente suele pensar, tiene mucho fondo y estructuras sólidas, a pesar de que su función pueda ser la de acompañar un baile u otro acto social o de que pueda parecer algo improvisado.

P.- ¿Por qué crees que no se valora la música tradicional?
R.- En otros países la música tradicional se valora más que aquí, creo que en gran parte por la educación, porque a los niños se les muestra en los colegios desde que son bien pequeños y se vive más en el entorno. En España la música que tiene más solera, más reputación, es la música que se ha enseñado en los conservatorios, donde es tomada casi como una religión con un camino y unas directrices muy marcadas. La introducción de la música tradicional en los conservatorios pone en riesgo estos esquemas tan cerrados, desde los cuales se emiten opiniones y juicios en muchas ocasiones gratuitos, que provienen del desconocimiento y de una posición muy conservadora.

En cualquier caso, como te decía al principio, creo que es fundamentalmente una cuestión de educación, y que una pequeña modificación en el currículo escolar que hiciese que los niños viesen en la escuela más instrumentos tradicionales, como la gaita, en lugar de la flauta dulce, contribuiría a que la música tradicional se valorase más.

P.- ¿Has hecho amigos en el conservatorio?
R.-  Sí, y eso que no pensaba que haría tan buenas migas con gente que no fuese del entorno tradicional, pero esta experiencia me ha abierto mucho la mente, por el contacto con gente de otros ámbitos y especialidades instrumentales

P.- Por último, ¿te gustaría dedicar este premio a alguien?
R.- A todas las personas que me fueron apoyando en tantos días de nervios de concursos, no sólo en este (di bastante la brasa).