ENTREVISTA A GABRIEL ORDÁS FERNÁNDEZ

PREMIO FIN DE GRADO PROFESIONAL 2018: ESPECIALIDAD PIANO


Crónicas.- Bienvenido una vez más a nuestra sección Crónicas. Hace un par de años nos contabas que habías iniciado tus estudios profesionales de Piano con la finalidad de ampliar tu cultura musical y mejorar la lectura y habilidad al teclado con fines compositivos. Ahora que has acabado tus estudios en nuestro Conservatorio y además con honores, consiguiendo el Premio Fin de Grado de Piano, ¿crees que has logrado tus objetivos?

Gabriel.- Verdaderamente, sí. Estudiar piano me ha permitido mejorar en la comprensión completa de la partitura, la lectura a vista y la ordenación de las ideas musicales a nivel mental. 

C.- Este no es el único Premio con el que cuentas en tu carrera musical. Premio Fin de Grado Profesional de Violín 2016, 1er Premio en el Concurso de Música de Cámara 2016, Premio Nacional de Enseñanzas Artísticas Profesionales de Música 2016, ¿esperabas estos excelentes resultados también con el Piano?

G.- Cuando comencé mis estudios profesionales de piano lo hice con gran ilusión y enormes ganas. Después de eso, al tiempo que me iba encontrando más cómodo con el instrumento, obtenía unas calificaciones muy buenas. Aspiraba a lograrlo, pero casi como un sueño. 

C.- De las dos obras que interpretaste en la fase de concurso (Despedida” de Romeo y Julieta de Prokofiev y Fantasía en do menor KV 475 de Mozart), ¿cuál de ellas te resultó más complicada? ¿Con cuál te sientes más cómodo e identificado?

G.- La Fantasía de Mozart es una obra muy compleja, con una aparente sencillez en cuya interpretación se percibe cualquier imperfección. Su romanticismo permite crear, ya desde el inicio, una atmósfera a partir de la cual desarrollar el resto de la pieza. Consta de varias secciones que se deben correlacionar correctamente para convertir en un continuo. Frente a Mozart, Prokofiev me resulta apasionante: su impecable desarrollo temático o la manera en que rearmoniza las melodías transformándolas en únicas y maravillosas. Sin embargo, la manera en la que Mozart transporta al público a través de diferentes ideas y texturas pianísticas casi orquestales, determina que me identifique más con Mozart, a pesar de su complejidad.

C.- ¿Cómo fueron los momentos previos al Premio? ¿Qué sientes cuando te subes al escenario, en este caso, como pianista?

G.- Antes de salir a tocar, suelo aislarme de lo que me rodea realizando estiramientos y concentrándome en escuchar internamente la música que voy a interpretar. El hecho de no tener el piano conmigo mientras espero es un aspecto que me molesta bastante del instrumento, ya que tengo que contar con mi fe y la música en mi mente. Con el violín, me siento más arropado y seguro por el simple hecho de tenerlo entre mis manos. Como compositor, el sentimiento es distinto. Es un término medio entre el nerviosismo, la tranquilidad y el disfrute de estar escuchando algo propio. Me gusta estar entre el público y notar sus impresiones hacia mi obra.  

C.- ¿Crees que es importante la forma de estudiar y trabajar para obtener buenos resultados? 

G.- Por supuesto. Pero al mismo nivel, considero importante marcarse unos objetivos cercanos. No es útil ponerse una meta inalcanzable. 

C.- ¿Cuánto tiempo dedicas a la práctica del instrumento? ¿Cómo distribuyes tu tiempo para que tengan cabida las múltiples actividades a las que te dedicas?

G.- Tengo que confesar que al piano no mucho, una hora y media al día. El violín me roba un mínimo de tres horas diarias y el día tiene las horas que tiene. Con el piano, por falta de tiempo, procuro estudiar la partitura mentalmente, fuera del teclado. Aprovecho todos los ratos que tengo para ello, incluso cuando camino por la calle voy estudiando las partituras o le pongo digitaciones. 

C.- Actualmente te encuentras cursando Estudios Superiores de Composición y Piano en el Conservatorio Superior de Música de Oviedo. ¿Por qué escogiste ese centro? ¿Cómo te organizas para poder simultanear dos especialidades en el Conservatorio Superior además de continuar con la práctica del violín?

G.- Cuando hace dos años terminé mis Estudios Profesionales de Violín, no dudé en continuar con mis estudios de Composición en Oviedo. Este departamento cuenta con excelentes profesores y hasta la fecha no me ha decepcionado. Con respecto al piano, y a pesar de los pocos meses que llevo matriculado en esta especialidad, me fascina la manera en que mi actual profesor aborda el trabajo. ¡Para qué irme a otro lado si aquí tengo la suerte de contar con todo lo necesario! Además, indudablemente, aquí cuento con el apoyo de mi familia. 

C.- ¿Qué repertorio de Piano estás preparando actualmente? 

G.- Estoy trabajando varios Preludios de Debussy, compositor que me apasiona. Además, estoy estudiando las quince invenciones de Bach a dos voces. Y cómo no, conociendo nuevo repertorio español a través de la Sonata de Blasco de Enebra, compositor sevillano del siglo XVIII. 

C.- ¿Tienes algún intérprete favorito de piano? ¿o quizá varios dependiendo del repertorio de que se trate?

G.- Más bien varios, aunque me declaro fiel seguidor de Glenn Gould. Me fascina su carácter, su personalidad y su manera de entender el mundo a través de la música. Con compositores lo tengo claro: Bach. Es como ir a comer a casa de la abuela y pedir fabada. Bach es un valor seguro. 

C.- ¿Cuáles son tus objetivos pianísticos? 

G.- Seguir adelante hasta donde llegue, aunque mi instrumento principal sigue siendo el violín. 

C.- ¿Crees que las tempranas influencias musicales recibidas en el hogar son el motivo de tu enorme interés por la música? 

G.- Sin duda. Escucho música clásica desde que me encontraba en el vientre materno. Aunque mis gustos se decanten indudablemente hacia Bach, la música de Mozart se escucha en mi casa en todo momento. En mi familia no existen músicos profesionales. Escogí el violín porque mi tía estudió violín en este Conservatorio Profesional. Además, mi padre es un gran melómano que asiste a cuantos conciertos puede.  

C.- ¿Si hubieras nacido en otro tiempo y otro lugar tus intereses serían los mismos?

G.- Si me quitaran la música no sabría qué hacer con mi tiempo. Mi vida está dedicada íntegramente a ella. 

C.- ¿Qué pieza invitarías a escuchar a aquellos jóvenes de tu edad que dicen no disfrutar escuchando música clásica para hacerles cambiar de opinión? 


G.- Música de otros jóvenes compositores contemporáneos. Está instaurado el ideal de que la música contemporánea es algo incomprensible dedicado a un público muy reducido. En mi opinión, las composiciones actuales que pretenden hacerse entender por el público y acercarse a él, lo consiguen y crean adicción.  

C.- ¿En qué aspectos de la enseñanza de la música clásica incidirías para que resultara más atrayente a los niños y jóvenes? 

G.- En los colegios, la labor de las orquestas asturianas con sus conciertos didácticos es insuperable. En cuanto a los Centros de Enseñanza Secundaria, deberían organizar más conciertos y audiciones protagonizados por los propios alumnos. 


C.- ¿A quién te gustaría dedicar este premio?

G.- A mi familia y amigos, y de manera especial a mis profesores de piano durante esta etapa: Vanesa Chamorro y Francisco Jaime Pantín, sin cuyas enseñanzas no habría logrado este Premio. 

(Entrevista realizada el 4 de diciembre de 2018)