TAL DÍA COMO HOY... SANTA CECILIA

 SANTA CECILIA

Universalmente reconocida como patrona de la música desde que, en 1594, el Papa Gregorio XIII la nombrase patrona de la música, esta mártir ya tenía una amplia veneración y reconocimiento por parte de la comunidad cristiana en el siglo IV de nuestra era.

La Iglesia Católica conmemora el 22 de noviembre la muerte de Santa Cecilia, una mujer de familia noble que falleció en un año indeterminado entre el 180 y el 230 de nuestra era después de ser torturada por su conversión al cristianismo.

Al parecer, buena parte de su historia se conoce gracias a las “actas del martirologio”, unos textos redactados a mediados del siglo V en los que se indica que la joven se convirtió al cristianismo y que sus padres la casaron con un noble pagano, llamado Valeriano, al que, en la misma noche de bodas, la novia hace saber que se ha entregado a Dios. Lo que quiere decir que guarda su virginidad para Él y que ésta es custodiada por un ángel.

Como es natural, el extrañado novio quiere ver al ser alado, y Cecilia le convence de que sólo se le aparecerá si se bautiza, cosa que acaba por suceder y el hombre acaba convertido a la fe de su amada esposa.

En vez de mantener en secreto este tema, puesto que no corrían buenos tiempos para los cristianos en Roma, la pareja se lo hizo saber a familiares y amigos, contagiando a muchos su gana de convertirse a esta religión...

Se dice que se llegaron a bautizar allí cerca de cuatrocientas personas.

El trasiego en aquel palacio, con baptisterio clandestino, era tan grande que despertó las sospechas del prefecto de Roma, Turcio Almaquio. Tras las debidas pesquisas, arrestó a los rebeldes. Como no consiguió que renegaran de sus convicciones, ni siquiera con el tormento, fueron condenados a muerte.

En el caso de Cecilia, primero trataron de matarla en las termas de su propia casa sin conseguirlo: fue escaldada durante un día y una noche en la bañera de su casa donde tantos fueron bautizados, pero la protección divina la liberó del sufrimiento. Luego, llamaron a un verdugo para que le cortara la cabeza: el ángel protector detuvo, invisible, los repetidos golpes del verdugo que, ante aquel prodigio,

huyó aterrado. Su nombre era Máximo y unos días más tarde se convirtió con toda su familia. Las leyes romanas solo permitían tres intentos de ejecución así que, tras los tres golpes reglamentarios, tuvieron que dejar marchar en libertad a la condenada. Quedó muy maltrecha, ensangrentada, con tajos en el cuello y la cabeza medio cortada. Aun así, sobrevivió tres días sin sufrimientos. Los dedicó a repartir sus riquezas y posesiones entre los pobres de la ciudad para, finalmente, morir en paz.

Pero… ¿sabía tocar santa Cecilia?

¿Por qué es la patrona de los músicos? ¿Qué tiene que ver Cecilia con la música?

Muchas bandas de música dedican cada año un concierto, misa y comida a su santa patrona, cuya fiesta se celebra el 22 de noviembre. Pocos conocen, sin embargo, las razones de este vínculo espiritual. Lo cierto es que este caso es un gran embrollo, una de las historias más enrevesadas del santoral.

Todo procede de las actas del martirologio, donde se describe que durante el festejo nupcial sonaron instrumentos musicales. Sin embargo, Cecilia cantaba en su corazón al Señor pidiendo conservar su pureza. Es decir, que permanecía sorda a las músicas terrenales, cantando silenciosamente a Dios con los ángeles del cielo. El abad San Aldelmo, en un tratado sobre la virginidad escrito en el siglo VII, confirma la sordera de Santa Cecilia, con el argumento de que, solo escuchando a los coros celestiales, y no los cantos de sirenas del mundo terrenal, pudo conservar su virtud.

Así, desde el siglo XV comienzan a difundirse imágenes de Cecilia tocando el órgano u otros instrumentos. Pero... ¿cómo pudo pasar la santa de ser sorda o indiferente a los instrumentos a aparecer como experta tañedora de órganos?

Las actas del martirio dicen literalmente que: “Llegó el día señalado para la boda. Sonaban los instrumentos musicales, pero ella solo cantaba en su corazón a Dios diciendo: Conserva mi corazón y mi cuerpo inmaculados, y que no me avergüencen; y tras ayunar y orar dos o tres días, encomendó a Dios su temor. Invitaba a los ángeles a sus preces, con lágrimas interpelaba a los apóstoles y exhortaba a todos los santos y seguidores de Cristo a que la ayudaran elogiando su pudicia ante Dios”.

A partir de este párrafo se compuso la antífona gregoriana para la celebración de su fiesta con el texto abreviado: “Sonando los instrumentos musicales, ella cantaba a Dios diciendo: conserva mi corazón inmaculado y que no me avergüencen” omitiendo “en su corazón”.

La antífona gozó de mucha más difusión que los demás textos. Todo esto, unido a una lectura errónea, hizo que se transmitiera implícitamente una versión distinta: “Tocando instrumentos, Cecilia cantaba al Señor diciendo: conserva mi corazón inmaculado y que no me avergüence.” La confusión se acentuó cuando se comenzó a representar a la santa cantando y tocando algún instrumento, extasiada y mirando al cielo.

Otra versión moderna, nacida en el siglo XIX, añade un nuevo equívoco cambiando los instrumentos que sonaban (cantantibus organis) por unos instrumentos candentes de tortura (candentibus organis). Esta versión no coincide con la narración antigua, que mencionan claramente el día de la boda, sino que sitúa la escena durante el martirio, presentando a Cecilia en oración ajena al dolor: “Mientras se preparaban los candentes instrumentos del tormento, ella rezaba cantando al Señor”.

Reliquias

Durante siglos nadie supo dónde estaban sus restos. Cecilia se apareció al cardenal Paolo Emilio Sfondrati en un sueño. El cardenal había restaurado en 1599 la basílica de la que era prior, pero no había localizado las santas reliquias. Agradecida por las obras en su templo, la propia santa reveló al cardenal durante aquel sueño el lugar que ocupaba su cuerpo bajo el altar mayor desde el siglo XI. Y allí apareció, incorrupto, cubierto de oro y joyas, acompañado de las vestiduras ensangrentadas que ciñó durante su martirio. Stefano Maderno (1576-1636) reprodujo el cuerpo de Santa Cecilia tal como la encontraron en un precioso mármol que se puede contemplar desde el altar mayor de la basílica.

Como hemos dicho, Cecilia fue proclamada santa en 1584 por el papa Gregorio XIII y Sixto V fundó poco después la Academia de Santa Cecilia de Roma, una congregación de músicos.



Imagen en mármol de Santa Cecilia.

Iglesia Santa Cecilia (Roma)


Fuentes:

Pliego de Andrés, Víctor. ¿Por qué Santa Cecilia es patrona de los músicos? Separata de la revista MÚSICA editada por el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid ISSN 0541-4040. Depósito legal M 1832-1995 Madrid, MMVII

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