TAL DÍA COMO...

 

12 de mayo

 

El 12 de mayo de 1842 nacía el compositor romántico francés Jules Massenet, reconocido principalmente por sus óperas, que fueron muy populares a finales del siglo XIX y principios del XX.

Fue admitido con 9 años como alumno en el Conservatorio de París donde, en 1859, ganaría el primer premio de piano y cuatro años después, el Gran Premio de Roma gracias a una cantata (David Rizzio). Tras vivir allí unos años y a su regreso a París, compone sus primeras óperas y comienza a hacerse popular.

A pesar del éxito de algunas de estas composiciones, su consagración como músico dramático no llegaría hasta el estreno, en 1884, de Manon, ópera según la novela Manon Lescaut de Abbé Prévost, que más tarde también inspiraría a Puccini.

Mientras tanto, la carrera de Massenet había ido consolidándose también en el ámbito oficial, desde que en 1878 hubiera sido nombrado profesor de composición del Conservatorio de París, donde tendría alumnos tan destacados como Gustav Charpentier, Charles Koechlin o Gabriel Pierné.

Su ópera Thaïs, que contiene el solo de violín del segundo acto «Méditation religieuse», conocido como Méditation de Thaïs, que ha logrado “independizarse” de la obra, ya que se interpreta a menudo de manera independiente en salas de concierto, no conoció el éxito hasta pasados diez años de su estreno.

Su obra es esencialmente lírica, veinticinco óperas, pero su legado también comprende cantatas, oratorios, ballets, alguna obra para piano y unas doscientas canciones.

Massenet falleció en París en 1912.

 

🔊 Meditación de Thaïs


Aragonesa de la ópera Le Cid


 


 

Tan solo unos años después, en 1845, y también un 12 de mayo, venía al mundo otro músico francés: Gabriel Fauré, considerado como uno de los compositores más destacados de su generación y que representó gran influencia para músicos posteriores.

Se inició en la música como organista en diversas parroquias de París, antes de que le fuera concedido el cargo de maestro de coro de la Madeleine en 1877. Posteriormente, en 1896, entró como profesor al Conservatorio de París.

Excelente pedagogo, siempre abierto y respetuoso con las nuevas corrientes musicales, contó entre sus alumnos con algunos de los nombres más destacados de la música francesa de las primeras décadas del siglo XX, como Maurice Ravel, Charles Koechlin, Florent Schmitt, Nadia Boulanger o el rumano Goerge Enescu. En 1905 alcanzó la cúspide de su carrera profesional al ser nombrado director de dicha institución, cargo que abandonaría en 1920, con 75 años, a causa de la sordera, que en los últimos años de su vida fue total.

En 1922, se le rindió públicamente un homenaje nacional a cargo del presidente de la República, descrito en The Musical Times como «una espléndida celebración en La Sorbona, donde participaron los más ilustres artistas franceses, lo cual le dio mucha alegría. Se trató de un espectáculo conmovedor: el de un hombre presente en un concierto de su propia obra e incapaz de escuchar una sola nota.

Fauré estuvo delicado de salud en sus últimos años. Aun así, mostró disposición para ayudar a jóvenes compositores, entre ellos algunos miembros de Les Six, que eran sus seguidores.

La orquesta no interesó a Fauré en gran medida, puesto que frecuentemente invitaba a algunos de sus antiguos alumnos, a orquestar sus conciertos y obras teatrales. No se sentía atraído por la combinación llamativa de timbres.

Como compositor, destacó sobre todo en la creación de música de cámara y para piano, y de melodías para voz y piano. Sin embargo, no se deben olvidar algunas de sus incursiones en la escena lírica, con títulos como Prométhée (1900) y Pénélope (1913), o la música compuesta para el drama  Pelléas et Mélisande (1898), uno de cuyos fragmentos, Siciliana, se ha convertido con el tiempo en una de las páginas más divulgadas del compositor francés.

Gabriel Fauré murió en París en noviembre de 1924, donde tuvo un funeral de Estado en la Iglesia de la Madeleine.

Tras su muerte, el conservatorio volvió a su “conservadurismo” compositivo, pero los estudiantes nacidos entre 1918 y 1939 rechazaron dicha premisa, inclinándose por Béla Bartók, la Segunda escuela de Viena (Schoënberg y sus alumnos) y las últimas obras de Stravinsky.

 

🔊 Siciliana para piano



🔊 Cuarteto de cuerdas en Mi m, Op. 121



 

El compositor checo Bedrich Smetana fallecía el 12 de mayo de 1884, a los 60 años.

Este compositor nacido en Bohemia fue pionero en el desarrollo del nacionalismo checo que más tarde sería decisivo en autores como Dvorák y Janacek.

Las aptitudes musicales se manifestaron a tan temprana edad en el pequeño Smetana, que a los seis años hizo su primera aparición en público como pianista y a los ocho escribió sus primeras piezas. Deseoso de triunfar como concertista, en 1843 se trasladó a Praga con el fin de mejorar su técnica. Eran años de tensión política entre el emergente nacionalismo checo y el centralismo de las autoridades austríacas, y Smetana participó en el movimiento de concienciación patriótica con varias marchas revolucionarias y un exaltado Canto a la libertad (1848).

Tras un paréntesis de cinco años en Göteborg (Suecia) como director de la Sociedad Filarmónica (1856-1861), colaboró en la fundación de numerosos organismos musicales checos, entre ellos el Teatro Nacional de Praga. En 1866 estrenó en él sus dos primeras óperas, Los brandemburgueses en Bohemia y su obra maestra, La novia vendida, primer ejemplo acabado de ópera nacional checa.

Con ella y las que le siguieron, Smetana no sólo se convirtió en el fundador y líder de la escuela nacionalista bohemia, sino que consiguió el anhelado cargo de director del Teatro Nacional, en el que permaneció hasta que en 1874 una sordera provocada por la sífilis le obligó a presentar la dimisión.

Perdida la razón a consecuencia de la enfermedad, Smetana pasó los últimos años de su existencia recluido en un hospital psiquiátrico de Praga.

 

🔊 El Moldava (de Mi patria) (representa el río que pasa por Praga hacia su confluencia con el Elba)




🔊 La novia vendida